Fragmento de EL PADRINO (Mario PUZO)
Michael
se levantó y se dirigió al cuarto de baño. Entró en un cubículo y a
continuación deslizó la mano por detrás de la cisterna. Palpó la pistola
que estaba pegada a la pared, la sacó, la guardó en la cintura y se
abrochó la chaqueta. Con el pañuelo borró las huellas digitales dejadas
en el grifo y salió del baño.
Sollozzo estaba sentado en su silla, con la vista fija en la puerta del lavabo. Michael sonrió.
El
capitán McCluskey estaba comiendo el plato de ternera y espaguetis que
le habían servido. El hombre que estaba contra la pared opuesta suspiró
aliviado al ver que Michael regresaba.
Volvió
a sentarse y Sollozzo se inclinó hacia él. Michael, cuya cintura
quedaba oculta por la mesa, se desabrochó la chaqueta y fingió que
escuchaba atentamente las palabras de Sollozzo, aunque en realidad no
comprendía nada de lo que le estaba diciendo. En su mente no había lugar
más que para la tarea que estaba a punto de realizar. De pronto, en su
mano apareció la pistola. En aquél preciso momento acababa de llegar el
camarero, y Sollozzo volvió la cabeza para pedirle algo. Con la mano
izquierda, Michael apartó la mesa, mientras su diestra, armada, quedó a
dos palmos de la cabeza de Sollozzo. Se oyó un disparo. La bala practicó
un orificio entre la frente y la oreja de Sollozzo, y cuando salió, la
chaqueta del camarero quedó salpicada de
sangre y de fragmentos de hueso. Michael se dio cuenta de que no era
necesaria una segunda bala. No
había transcurrido más de un segundo cuando Michael apuntó al capitán
McCluskey. El policía, atónito, parecía no darse cuenta del peligro que
corría. Por un instante se quedó con el tenedor a medio camino entre el
plato y la boca, observando a Michael con sorpresa. Michael no pudo
evitar sonreír mientras se disponía a disparar contra él. El impacto fue
defectuoso y de ningún modo mortal. Dio en el cuello de McCluskey,
quien empezó a dar signos de ahogo, como si se le hubiera atragantado la
ternera. Fríamente, con estudiada calma, el menor de los Corleone
realizó un nuevo disparo. Esta vez la bala se metió en la cabeza de
McCluskey.
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